Habitualmente, asociamos a las personas mayores con un estilo de vida sedentario, sin embargo, nos puede sorprender la energía y capacidad a la hora de enfrentarse a nuevos retos. Viajar en la tercera edad aporta gran número de beneficios, entre ellos:
- Permite interactuar con otros ambientes físicos, sociales y culturales que favorecen la actualización de las personas, un aporte a que las personas mayores mantengan su vinculación con el mundo exterior
- Un gran número de estudios evidencian que viajar a través de programas especialmente diseñados para mayores reduce los síntomas depresivos y ansiosos, fortaleciendo, a su vez, la salud mental
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Viajar mantiene a nuestros mayores atentos, pues ir de un sitio a otro le mantiene alerta para no perderse ni un solo detalle de la experiencia
- En la línea del último beneficio, las personas mayores sienten debilidad por los lugares en los que puedan apreciar el arte y la historia, lo que estimula su lado creativo, preparándolos para desempeñar tareas que requieran de mucha atención
Algunos consejos útiles
- Es importante escoger bien el destino, proporcionando opción a los mayores para decidir. Siempre será más recomendable un lugar no muy caluroso, viajar en vehículo propio y haciendo paradas frecuentes. Ofreciendo una hidratación y nutrición apropiadas para esta época. Hay que anticiparse a las circunstancias que pudieran darse por lo que un viaje con ancianos requiere preparación.
- Por otro lado, siempre se debe llevar medicación suficiente y un pequeño botiquín de viaje. Acudir a los médicos de la zona en la que se va a residir, si fuera necesario, y encontrarse siempre bien documentados respecto a los centros de urgencia más próximos, sin olvidar la documentación sanitaria
- Durante los días que duren las vacaciones sería bueno que se controle la presión y que beba una buena cantidad de agua para evitar la deshidratación. También se aconseja no salir a la calle durante las horas más calurosas o de sol, cubrirse siempre con gafas, gorros y usar factor de protección. No hay que variar la alimentación, es decir, modificar la dieta lo menos posible y cumplir con ella si la persona tiene algún problema de salud puntual
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Ser atento y cuidadosos con infraestructuras, con especial atención en escalones y rampas, por el peligro que conlleva al equilibrio
- Planificar bien las rutas, centrándonos en lugares que necesitan ser recorridos en menores distancias. También podemos diseñar rutas por sectores para no perder horas en desplazamientos innecesarios
- Mantener un entorno lo más familiar posible, debiendo mantener puntos de referencia o elementos familiares para la persona, uno de los puntos más difíciles de conseguir, ya que lo más nos puede hacer disfrutar el viaje es la variedad, la sorpresa y el cambio, cosas que en personas mayores se pueden convertir en confusión y angustia
- Realizar actividades acordes. Todo depende de cómo se encuentre el anciano. Es verdad que no tendrá la capacidad para hacer ciertos deportes o esfuerzos excesivos, sin embargo, al viajar con personas de la tercera edad, podemos optar por actividades más tranquilas y excursiones para todas las edades. Algunas ideas podrían ser:
Ir a un museo, una obra de teatro… Una actividad que no canse al anciano, tanto a la persona y que todos puedan aprender de la cultura local
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- Hacer tours por la ciudad
- Deportes y ejercicio, refiriéndonos a la actividad de caminar, nadar en algún lugar tranquilo… Es cierto que solemos subestimar a los mayores y ellos mismos no tienen confianza en sus capacidades. Por lo tanto, una excursión tranquila puede hasta mejorar su autoestima.